martes, 25 de junio de 2013

El sueño de la ballena

Tras varias horas caminando sin descanso, el joven llego a la costa. Tras recorrer decenas, tal vez cientos de  kilómetros, el chico alcanzo el mar.
Lo primero que hizo fue desplomarse sobre sus rodillas en la arena de la playa. Y después hundió sus manos entre los granos, tomó aliento y miró fijamente hacia abajo durante un largo rato. No lo podía creer, por fin había llegado a ese paraje desolado, él solo. Nadie vivía en cientos de kilómetros a la redonda, no había carreteras que comunicaran con ese lugar, y sin embargo se las apañó para llegar. Al lugar que había aparecido en sus sueños durante tanto tiempo.
Por fin, se levantó y oteó el horizonte. Miró hacia los lados de aquella extensa playa y allí la vio: una gigantesca ballena azul varada. También igual que en sus sueños, de un color azul que parecía fundirse con el mar y con el cielo. De hecho, era mejor que en sus sueños. Era real.
Se acercó lentamente hacia ella y miró a la ballena a los ojos. O tal vez la ballena le miró a él. Pero lo que es seguro es que pudo intuir la mayor expresión de tristeza que había visto nunca, mucho más triste y penetrante que la de la mayoría de humanos que había visto. Era como si supiesen como se sentían con solo mirarse. Nadie hubiese pensado que era un simple animal mirándola a los ojos.
Siguió acercándose poco a poco, y cuando se encontró a su lado acarició su resbaladiza piel con su mano. La ballena emitió un cántico, pero que no se parecía nada a los cantos de ballena que tanto había oído en los documentales, en los que las ballenas nadaban felices. Este desprendía dolor. Tanto como sus ojos.
El chico dio un paso atrás al oírlo, un poco asustado, pero se dio cuenta de que no tenía nada que temer.
El chico supo que la ballena debía volver al mar, que la playa no era su sitió, pero no se le ocurría como ayudarla. Él sólo no podía ayudarla, eso estaba claro, pero tampoco podía encontrar a nadie a tiempo para auxiliar a la ballena. Pensó durante largo rato que podía hacer en ese momento con los recursos a su alcance, y no encontró ninguna solución.
Con gran pesar, comprendió que lo único que podía hacer para ayudar a la ballena era hacerla compañía. Se sentó en la arena a su lado, acariciándola durante un rato, y pensó que podía darle conversación. Pero pensó que si ya tenía problemas para hablar con la gente, qué le iba a contar a una ballena. Y sin embargo resultó mucho más fácil de lo que pareció en un principió. En seguida las palabras comenzaron a salir de su boca: le habló sobre su vida, sobre sus problemas, sus alegrías, sus aficiones... Todo lo que se le pasaba por la mente. Y a la ballena esto parecía gustarle, pues a cada pausa que hacía el chico, la ballena emitía un canto con el cual parecía responderle y pedirle que siguiese hablando. Y a medida que pasaba el tiempo los cantos parecía tornarse de la gris tristeza anterior hacia algo que parecía ser alegría. Incluso, aunque no lo creía, pues no se imaginaba que las ballenas podían hacerlo, le pareció atisbar una sonrisa.
El chico siguió hablando y la ballena cantando, y las horas pasaron, y finalmente calló la noche. Tras un rato más de conversación, el chico comenzó a sentir que sus parpados se comenzaban a cerrar, y antes de caer rendido el chico le dio un beso bajo el ojo y las buenas noches a la ballena, se acurrucó a su lado y por fin se durmió.
A la mañana siguiente el chico se despertó y le dio los buenos días a la ballena, y vio que tenía los ojos cerrados. Le dio unos golpecitos y la llamó, pero no se despertó. Tras insistir durante un buen rato, el chico fue consciente de lo que pasaba; la ballena había fallecido.
El chico lloró sobre la arena, junto a la ballena, durante todo el día hasta que volvió a hacerse de noche y se durmió.
Al volver a despertarse a la mañana siguiente, permaneció sentado junto a la ballena, pero ninguna lágrima brotó de sus ojos. Sin embargo, un gesto de profunda tristeza estaba marcado en su rostro. Simplemente se quedó allí, sentado, pensado en la ballena. Pensando en la muerte de la ballena, recordó a su abuela. Recordó cuando se encontraba enferma, y como su madre le dijo que no la quedaba mucho tiempo, y que debía hablar con ella mientras pudiese. Y hablando, su abuela le contó un secreto: que todas las criaturas de este mundo morían solas. Pero le dijo que no se preocupase por ella, que aunque moriría sola, era feliz, pues había vivido acompañada.
Y entonces se dio cuenta de porque había llegado hasta la ballena.
Porque esta, al contrario que su abuela, había vivido sola, y quería morir acompañada.
Y los sueños que tuvo con aquella playa y aquella ballena, no habían sido su sueños; había sido los sueños de la ballena, que había compartido con él para que la encontrase, sabiendo que eran sus últimos momentos, para poder morir al lado de un amigo.
Y sabiendo esto, la expresión de tristeza de su rostro se desvaneció y en su lugar apareció una sonrisa, igual que la de la ballena antes de cerrar sus ojos para siempre.
Y por fin, habiendo comprendido esto, el chico se levantó, se despidió de la ballena por última vez y regresó a su casa, donde todas las noches soñó que nadaba junto a la ballena en el mar.


viernes, 26 de abril de 2013

La sombra del coloso


Hállome aquí, frente a tí, 
atalaya siempre vigilante
figura imperturbable de piedra y musgo,
engranaje y articulación, inerte y vivo a la vez
Descansas plácidamente hasta percatar mi presencia
Mi figura, para ti simple hormiga, se funde con la tierra
y perturba tu sueño.
Te alzas sobre tus piernas
y contemplo lo que ninguna persona antes ha podido ver
Tu cuerpo se funde con el neblino cielo
y oculta el sol, como un eclipse
y puedo ver tu brazo alzándose
descargando su fuerza contra mí
¿Qué soy yo para ti, más que un molesto insecto?
¿Qué soy para ti, más que suciedad en bajo tus pies?
Ni siquiera tengo nada en contra tuya

Pero Mono, oh Mono, mi amada Mono
su cuerpo antes lleno de vida, ahora cascarón vacío
descansa en el altar, esperando
He cruzado mares, ríos, valles, montañas, desiertos,
ciudades caídas, ruinas infestadas de bestias olvidadas,
con la única ayuda de mi fiel corcel Agro
y el filo de mi espada
Todo, para llegar a la tierra prohibida,
al templo donde los muertos vuelven a la vida
Y pactar un trato con Dormin, demonio tiempo atrás encerrado
Sepultado bajo dieciséis sellos
Custodiado por dieciséis gigantes
Que promete que al ser liberado
revivirá a mi amada Mono
El precio que tendré que pagar será alto
me advierte Dormin,
pero no tengo más esperanzas
y no me importa
Haré todo lo que este en mi mano
por poder volver a verla sonreír,
por poder volver a oírla reír,
por poder volver a acariciarla
por poder volver a besarla,
por volver a sentirla junto a mí.

Y por eso aquí me encuentro
frente a tí, descomunal criatura
Para dar muerte a un ser
que no hizo daño a nadie jamás
Para hundir mi espada en tu cráneo
Y después de ti a tus quince hermanos
Aferrándome a la última oportunidad que tengo
La única posibilidad de poder volver a verla
Es por eso que estoy aquí
Bajo la sombra del coloso

martes, 26 de marzo de 2013

01101100 01101100 01110101 01110110 01101001 01100001

Aquí estoy, en clase de Informática, a las 13:05, un martes de Marzo y sin saber que hacer. Para un día que nos dejan libre, y no se que hacer. Tengo Internet a mi disposición, con total libertad (bueno, total no, hay bastantes páginas interesantes restringidas) y no se que hacer. Toda la información del planeta a mi alcance, a un simple tecleo, y sigo sin saber que hacer. Podría buscar cualquier cosa, y sin embargo, lo mejor que se me ocurre es mirar por la ventana. Me quedo mirando la lluvia, como cae a través de las ramas, escurriéndose a través de unas lánguidas ojas, gota a gota, intentando aferrarse como puede para acabar precipitándose contra el suelo. Que triste. Podría estar escuchando música, mirando noticias, enterándome de lo que pasa en el mundo, y lo único que se me ocurre es mirar la lluvia. El profesor pasa lista y se queda cerca mio, y me pregunta que tal fue un viaje que hice hace poco tiempo. Por lo menos hablo un poco con él. Antes de irse, cierra la ventana. No me molesta, puedo seguir viendo la lluvia, pero no tan bien como antes, y dejo de oirla. Me encanta el sonido de la lluvia, me aisla de los gritos y las chorradas que sueltan mis compañeros, me evade. Es un sonido muy suave, pero consigue que le preste toda la atención.
Mierda. Se va a acabar ya la clase. Y toca matemáticas, mi asignatura "preferida". Y me voy a pasar toda la clase sin hacer nada. Y cuando digo nada, es nada literalmente. Vale, algo si, respirar.
Ojalá lloviese en todas la clases. Al menos tendría algo que hacer.

domingo, 30 de diciembre de 2012

El hombre del sombrero

Hace algunos años tuve un encuentro con un hombre que me impresionó. Me atrevería a decir que me marcó. Jamás le he vuelto a ver, pero nunca olvidaré la corta conversación que tuve con esa persona, y eso que todavía sigo intentado entender muchas de las cosas que me contó. Pero creo que era (y digo "era" porque desconozco si aún vive) una persona única, incomprensible para la mayoría de la gente. Creo que nunca volveré a encontrar a nadie con esa manera de ver la vida.
Nunca he contado esta conversación a nadie, pero recuerdo cada una de las palabras que intercambiamos, y creo que este es un buen sitio para contarla.

Era una fría tarde de invierno, y había pedido un taxi para ir a casa de unos amigos. Como me informaron que el taxi tardaría un rato en llegar y me encontraba al lado de un parque decidí esperar sentado en un banco. ¿Una decisión bastante común, verdad? Bueno, puede que no tanto, porque en el banco en el que me senté se encontraba el hombre del que habló. 
De entrada, el aspecto de aquel hombre me resultó curioso: vestía una cazadora vaquera un tanto desvencijada y un sombrero estilo años 50, como los que tantas veces aparecen en las películas de mafiosos. También tenía una perilla blanca justo debajo de los labios, unas patillas muy bien perfiladas justo de la largura de sus orejas y unas arrugas faciales que le hacía una cara bastante dura.
El caso, es que como he dicho, me senté a su lado y vi que el hombre estaba inclinado ligeramente hacia adelante, sujetando su barbilla con sus puños, que descansaban sobre los codos, a su vez apoyados en sus muslos. Observe que miraba fijamente el frente, y cuando me fijé un poco mejor me di cuenta de que miraba  una rama que había en el suelo a un par de metros. Le pregunté:
-Disculpe, ¿se encuentra bien?
En un primer momento no me respondió, pero pasados unos segundos, y sin quitar la vista de la rama en ningún momento, me respondió con una voz bastante áspera:
-Eso depende, ¿a que se refiere? Como se encuentra uno es muy relativo. Creo que tanto si le dijese que me encuentro bien como si le dijese que mal no estaría diciendo la verdad.
-Entonces, ¿debo entender que se encuentra....regular?
-Tampoco estaría muy acertado decir eso. ¿A que se debe tanto interés en mi estado?
- Bueno, yo...me resultó un poco extraño verle tan concentrado en una rama.
-Ah, eso. En fin, supongo que me gusta fijarme en los pequeños detalles. Apostaría dólares contra rosquillas a que usted no suele fijarse en esas cosas.
-Pues la verdad es que debo darle la razón.
-Me lo imaginaba. Casi nadie le da importancia a estas cosas. Sin embargo, fíjese en la rama. Que forma más interesante, ¿verdad? Tan caótica y perfecta a la vez. Igual que otras ramas, pero a la par única. Y otra cosa que me fascina es el nombre. "Rama". Porque no creo que lo haya pensado nunca, pero los nombres tienen importancia. Yo digo rama y usted entiende lo que digo. Pero podría llamarla de otra forma. O decir rama y referirme a otra cosa. Imagínese que todo lo que estoy diciendo ahora mismo no significa nada de lo que cree estar entendiendo. Los palabras tienen poder, acuérdese de esto.
-Eh...si, claro, lo que usted diga.
-Ya, siempre tan escéptica la gente. ¿Alguna vez ha tenido un ataque al corazón mientras bebía vino en un callejón, rodeado de basura?
En el momento en que me preguntó eso, se volvió hacia mí y me miró directamente a los ojos. Y que mirada: profunda, penetrante, parecía que estuviese intentado rebuscar en tu cabeza. 
-No, lo cierto es que no...¿A qué viene esa pregunta?
-¿Quiere que le diga una cosa? No se reconocería a sí mismo con una ataque al corazón y bebiendo vino. Si intentase recordarlo, no sería consciente de usted mismo. Es como si tu mente abandonará el cuerpo, y de repente...¡BAM! Vuelves a estar en él y te puedes mover. ¿Suele beber vino?
-No mucho, la verdad. En alguna reunión.
-No mezcle vino con un ataque al corazón. Ni con leche, es repulsivo.
-Oiga, llevamos un rato hablando aquí y aun no se su nombre. Yo me llamo Matthew. ¿Usted?
-Mi nombre...La verdad es que no suelo usarlo mucho, pero si quiere referirse a mí de alguna manera, puede llamarme Tom. 
-Pues...encantado de conocerle, Tom.
-Ya, seguro. 
-Ehm, bueno, y...¿a que se dedica?
-Podría decirle muchas cosas respecto a eso. Podría decirle que soy doctor, abogado, mendigo, hombre o ladrón. Soy todas esas cosas y ninguna a la vez. Pero realmente subsisto tocando algunas notas mustias con mi guitarra en algún garito de mala muerte.
-Vaya, o sea que es músico. ¿Y donde está su guitarra?
-Anda, pues es verdad. La dejé aquí mismo. Bueno, supongo que se habrá vuelto a hartar de mí y habrá ido a dar una vuelta. No se preocupe, la acabaré encontrando tirada en alguna acera en unos días. Un consejo, si alguna vez toca en público y lo está haciendo incluso peor de lo habitual, diga que su instrumento ha estado bebiendo.
- Lo tendré en cuenta.Y, bueno, no es por entrometerme, pero, ¿tiene usted familia?
-No, y si alguna vez la tuve no lo recuerdo.
-¿Y pareja?
-¿Me está tirando los tejos?
En ese momento me puse rojo como un tomate y respondí:
-¡Por supuesto que no!
A mi respuesta, aquel hombre empezó a reir a carcajadas, y entre risas me dijó:
-¡Tranquilícese, hombre! Le estoy tomando el pelo.
-....
En este momento volvió a ponerse tan serio como antes y me respondió:
-Bueno, responderé a su pregunta. 
Hace mucho tiempo, sí, tuve una compañera. Incluso me casé con ella. Era una chica de clase media, siempre pensando en cosas que no la concernían. Sabía los secretos de todo el mundo. Los llevaba en su cabeza como si fuesen joyas. Pensaba que podía mantenerse al borde de todos los abismos. Pero no pudo. Y ahora esta muerta. Muerta para siempre, y tan hermosa...
-Vaya, lo lamento mucho.
-Uno no puede lamentar realmente lo que no va con él. En fin, cada cosa tiene su lugar, ¿y que hay más romántico que morir bajo la luz de la luna? Sabe, me gusta pensar que ahora está en una playa, mirando al mar, siempre al mar... Si me deja decirle una cosa, no deje que un beso falso le atrape. Nunca se case por amor.
-...
-Bueno, creo que es hora de moverse. Como le he dicho antes, mi guitarra acabará por aparecer, pero tengo que buscarla, y cuanto antes mejor. Sea lo que sea que vaya a hacer, le deseo suerte, la necesitará.

En ese momento se levantó del banco y comenzó a caminar. Y mientras desaparecía de mi vista fue cantando esta canción:
"I had a good home but I left,
I had a good home but I left, right, left..."



miércoles, 26 de diciembre de 2012

La duna a través de la tormenta de arena


Supongo que siempre he sido demasiado pasota para todo. Nunca he rematado las tareas. Siempre dejando todo a medias. Solo dedicándome a lo que apenas me requería esfuerzo, al ocio, a la diversión. Las cosas son así; por decirlo de una forma sencilla, en una simple palabra, soy un vago. Y aunque no me consideró una mala persona (al menos eso quiero pensar) este defecto me ha llevado a veces acometer actos cuestionables, a llevar a cabo acciones impropias de una persona digna. En más de una ocasión, no he ayudado a personas muy cercanas a mí cuando más lo necesitaban. Y no solo he defraudado a otras gente, también me he decepcionado a mi mismo. He dejado muchas cosas importantes para mí sin hacer, por pensar "Uf, cuanto trabajo, ya en otro momento". Incluso he llegado a pensar que no tengo talento para nada, que por eso no termino a las cosas. Tal vez sea así. O tal vez pensar así sea la forma fácil que uso para quitarme mis propias responsabilidades, para no sentirme culpable de mis propias acciones, o mejor dicho, de las acciones que no acabo.
He dejado pasar a muchas personas que quería, personas hacia las que tuve sentimientos muy fuertes, y que por no realizar un pequeño esfuerzo deje que siguiesen por otra senda distinta a la mía. Cuando vuelvo la vista a atrás y pienso en esas personas me doy cuenta de lo estúpido que resulta todo lo que no hice. Con un poco de esfuerzo ahora las situación serían muy distintas. Pero como siempre, mi pasotismo me puede. ¿Y sabéis que es lo peor? Que aunque soy consciente de ello, sigo sin actuar, sin cambiar las cosas. A veces lo pienso, y tengo buena voluntad de hacerlo, pero finalmente esas ideas, se pierden en el tiempo como lágrimas en la lluvia, como el humo de un cigarro entre las nubes, como una mota de polvo en un desván abandonado.
Y a pesar de que lo he dicho muchas veces, está vez voy a cambiar. Lo he intentado muchas veces, sin conseguirlo nunca. Lo he intentado con pequeños cambios, que supuestamente es la forma de empezar a cambiarse a uno mismo, pero no me funciona, así que he tomado la determinación de hacer algo más importante. Puede que no sea importante para otra gente, de hecho es lo más probable, que a nadie se percate, pero para mi lo será. Es muy probable que me cueste la salud, o la cordura, o incluso la muerte (sinceramente, para mí, las dos últimas significarían lo mismo), pero lo haré. Pero aun así, en el último instante, antes de que mi propia conciencia o mi vida se apaguen, sabré que hecho lo correcto. Podré irme a gusto conmigo mismo.
Así que realizaré este último viaje, sin echarme atrás, de principio a fin.

Y lo comenzaré desde ya, antes de que se me ocurra dejarlo para otro día.

viernes, 1 de junio de 2012

Espejo del alma



Dicen que detrás de cada persona se esconde una historia.
Historias denigrantes, de maltrato, de sufrimiento, de traición. También historias agradables, de pasiones, de alegría,aunque por desgracia estas parecen más difíciles de encontrar.
Dicen que los ojos son el espejo del alma, y en algunos casos es verdad. Cuando vas caminando por la calle y fijas tu mirada en la gente que pasa alrededor tuyo, muchas veces les ves como muñecos, pasando desapercibidos. Parece que solo están para rellenar, para que no parezca todo tan vacío. Es lo que pasa en las ciudades. Enseguida deshumanizamos, tratamos a la gente que pasa a nuestro alrededor como sacos de arena.
Pero como he dicho, los ojos pueden revelar mucho de alguien, y en cuanto eres capaz de prestar un poco de atención a esas personas en un principio ajenas, puedes observar los rasgos que les hacen humanos, lo que les hace únicos, la historia que se esconde detrás de ellos.
Tal vez si alguien se molestase en mirarme a los ojos conocería mi historia.
Pero parece que ya ha llegado a su fin. He huído mucho tiempo, y aunque estoy oculto, sé que pronto me encontrarán.
¿Qué puedo decir?
Que estoy en una cueva, con un balazo en el estómago, y que o me encuentran o me desangro, así que tengo claro que mi final esta cerca.
Ahora solo puedo pensar en por qué me encuentro en esta situación, la serie de acontecimientos que me han llevado a este desenlace.
Cometí un asesinato, y soy consciente de ello. Pero pensé que acabar con la persona adecuada serviría para cambiar las cosas. Nadie hacía nada, nadie parecía querer un cambio. En realidad sí, pero solo interiormente; a efectos prácticos nadie movía un dedo para alterar la situación. Y claro, yo, simpre tan idealista, pensé que podía lograr algo.
Tal vez no procedí de la manera más adecuada, pero,¿qué otra cosa podía hacer yo solo, si nadie me escuchaba?
Y ahora, estoy aquí en esta gruta fría y oscura, mirando mis manos empapadas de sangre;la de otro ser humano y la mía.
Está claro que ya nunca sabré si mi acción servirá para algo, si despertará algún tipo de sentimiento de lucha en la gente o mis persecutores se encargarán de silenciar este acontecimiento para siempre.
Me gustaría pensar que mi sacrificio no fue en vano.

Ya no importa.

Noto como mi cuerpo me abandona, y mis ojos, que antes podían haber desvelado a alguien mis intenciones y aquello que me llevó a actuar así, se tornan vidriosos y esconden para siempre mis secretos.
Solo me gustaría que la gente comenzase a dejar de ignorar a los demás y prestase más atención en las miradas de otras personas.
Tal vez si alguien hubiese puesto interés en la mía, todo hubiese ocurrido de otra forma...


viernes, 18 de mayo de 2012

El arma de un hombre muerto

[Aviso de SPOILER]
Antes de nada, quiero avisar que en esta entrada se va a hacer un spoiler bastante importante sobre la trama del juego Red Dead Redemption. Quien lo esté jugando o sencillamente no quiera enterarse del final de este maravilloso juego, le recomiendo que no lea esta entrada. A quien no le importe, espero que disfrute este texto.



El video es con la letra en español, así que os recomiendo que lo veais entero antes de empezar a leer.


Bueno, supongo que habréis deducido de que habla la letra. Sí, el protagonista del juego, John Marston, muere asesinado. Para que entendáis un poco los hechos, resumiré un poco el argumento.
John Marston es el antiguo miembro de una banda de los últimos días del oeste americano. Finalmente deja la banda y para redimirse, los agentes federales le encargan capturar a los antiguos miembros de esta, manteniendo encerrados a su mujer a su hijo y devolviéndoselos como recompensa tras cumplir su parte del trato. Cuando por fin parece que ha pagado sus crímenes de su pasado y consigue la paz que tanto deseaba en su vida y está viviendo tranquilamente en un rancho con su familia, los federales,con Edgar Ross al mando,que es el agente que había ofrecido el trato de liberación de culpa, mandan a muchísimos soldados a matarle.
Por lo visto, uno no puede huir de sus crímenes pasados, ni se le pueden perdonar tan facilmente, como dice Ross, lo cual es una postura bastante hipócrita, ya que, al fin y al cabo, todos cometemos errores y queremos que se nos perdonen.
Para salvar a su familia, Marston pone a su hijo y a su esposa en un caballo y les dice que huyan, y siendo consciente de que no puede huir eternamente, abré la puerta del establo donde estaba refugiado y muere tiroteado como una alimaña.
Sí, aquí es donde entra el significado de la letra.
Como si fuese una mezcla entre un mensaje a sus verdugos de lo que acaban de hacer, asesinando un hombre que había cometido errores y los había intentado enmendar, y la sensación que sintió John al entregar su vida, en sus últimos momentos, está canción ejemplifica perfectamente el final de esta obra de arte interactiva.
A continuación voy a intentar interpretar, aunque es bastante obvio, la letra de esta canción(al menos como la entiendo yo)
    "Your hands upon
       A deadman's gun and you're
      Looking down the sights
     Your heart is worn,
     And the seams are torn
    And they've given you reason to fight
"


"Tus manos encima del arma de un hombre muerto y tu miras fijamente su mirada. Tu corazón está desgastado y las costuras se enredaron, y ellos te dieron una razón para luchar"
La primera frase se refiere a cualquiera de los que le mataron, diciendo como observan su cadaver inerte, observando la pistola que con tanta maestría usó en vida y su mirada antes llena de sentido y ahora vacía.
A partir de la segunda frase, creo que ya habla todo el rato de Marston. Dice como su cuerpo, sus sentimientos, todo sus ser, está desgastado como un paño roto, pero que aun así sus asesinos le dieron una razón para que su muerte significase algo, que sirviese para la salvación de lo que más quería: su familia. 

    "And you're not gonna take what they've got to give
    And you not gonna let them take your will to live
    Because they've taken enough and you've given them all you can give
    And luck won't save them tonight
    They've given you reason to fight"


"Y no aceptarás lo que ellos tienen para darte. Y no les permitirás llevarse tu voluntad de vivir. Porque han tomado suficiente y les has dado todo lo que puedes dar. Y la suerte no les salvará esta noche. Te han dado una razón para luchar"
Primero dice que no va a aceptar morir como un hombre sumiso, prefiere morir como un hombre libre, vendría a ser una de las razones por las que se entrega. Luego viene a seguir diciendo lo mismo, que aunque es obvio que va a morir, no podrán acabar con su deseo de sacrificarse por lo único que le quedaba en el mundo, y decide entregarles lo único que le pueden quitar, su vida. Como dice una frase que me gusta mucho, prefiere morir de pie que vivir de rodillas. Con lo de la suerte, creo que se refiere a que había estado sobreviviendo mucho tiempo tras todos las acciones que había realizado,y que eso no le podía durar para siempre. Con la última frase vuelve a hacer hicapié en lo mismo de antes, que sus ejecutores le dieron un motivo que creyó lo suficientemente justo para sacrificarse.


   " And all the storms you've been chasing
   About to rain down tonight
   And all the pain you've been facin'
  About to comin' to the light"


"Y todas las tormentas que has preseguido están por llover esta noche. Y todo el dolor que has afrontado está por volver hacia la luz"
Lo primero creo que se define bien con esta frase: el que siembra vientos recoje tempestades, es decir, que todos los actos que había cometido a lo largo de su vida iban a tener consecuencias, y las iba a tener todas ese día (bastante parecido a la frase de la suerte de la estrofa anterior). Pero con la segunda frase viene a decir algo parecido, pero que esos actos no han sido todos equivocados, y que las consecuencias de estos aunque tienen una parte negativa,su muerte,claro, también pueden desembocar como algo positivo, en este caso una nueva oportunindad para sus seres queridos.

Con esto acabo mi interpretación de la canción. Esto es sobre la vida de un personaje ficticio, pero con un perfil muy trabajado, y estoy seguro que más de uno podrá extraer la letra a sus propios conflictos y vivencias, pues se puede interpretar de muchas maneras. Ahí ya no he querido meterme porque eso ya es algo más personal y prefiero dejar que cada uno lo relacione con sus asuntos como quiera.
Solo espero que os haya gustado y que hayais sido conscientes de que detrás de un videojuego se esconde mucho más que simple entretenimiento y os animéis a analizar más a fondo este sector.
Y por supuesto, os recomiendo este juego en concreto, Red Dead Redemption, porque a veces, aunque ya sepais lo que hay al final, lo importante es disfrutar del camino.

 En memoria de John Marston, el último forajido