viernes, 1 de junio de 2012

Espejo del alma



Dicen que detrás de cada persona se esconde una historia.
Historias denigrantes, de maltrato, de sufrimiento, de traición. También historias agradables, de pasiones, de alegría,aunque por desgracia estas parecen más difíciles de encontrar.
Dicen que los ojos son el espejo del alma, y en algunos casos es verdad. Cuando vas caminando por la calle y fijas tu mirada en la gente que pasa alrededor tuyo, muchas veces les ves como muñecos, pasando desapercibidos. Parece que solo están para rellenar, para que no parezca todo tan vacío. Es lo que pasa en las ciudades. Enseguida deshumanizamos, tratamos a la gente que pasa a nuestro alrededor como sacos de arena.
Pero como he dicho, los ojos pueden revelar mucho de alguien, y en cuanto eres capaz de prestar un poco de atención a esas personas en un principio ajenas, puedes observar los rasgos que les hacen humanos, lo que les hace únicos, la historia que se esconde detrás de ellos.
Tal vez si alguien se molestase en mirarme a los ojos conocería mi historia.
Pero parece que ya ha llegado a su fin. He huído mucho tiempo, y aunque estoy oculto, sé que pronto me encontrarán.
¿Qué puedo decir?
Que estoy en una cueva, con un balazo en el estómago, y que o me encuentran o me desangro, así que tengo claro que mi final esta cerca.
Ahora solo puedo pensar en por qué me encuentro en esta situación, la serie de acontecimientos que me han llevado a este desenlace.
Cometí un asesinato, y soy consciente de ello. Pero pensé que acabar con la persona adecuada serviría para cambiar las cosas. Nadie hacía nada, nadie parecía querer un cambio. En realidad sí, pero solo interiormente; a efectos prácticos nadie movía un dedo para alterar la situación. Y claro, yo, simpre tan idealista, pensé que podía lograr algo.
Tal vez no procedí de la manera más adecuada, pero,¿qué otra cosa podía hacer yo solo, si nadie me escuchaba?
Y ahora, estoy aquí en esta gruta fría y oscura, mirando mis manos empapadas de sangre;la de otro ser humano y la mía.
Está claro que ya nunca sabré si mi acción servirá para algo, si despertará algún tipo de sentimiento de lucha en la gente o mis persecutores se encargarán de silenciar este acontecimiento para siempre.
Me gustaría pensar que mi sacrificio no fue en vano.

Ya no importa.

Noto como mi cuerpo me abandona, y mis ojos, que antes podían haber desvelado a alguien mis intenciones y aquello que me llevó a actuar así, se tornan vidriosos y esconden para siempre mis secretos.
Solo me gustaría que la gente comenzase a dejar de ignorar a los demás y prestase más atención en las miradas de otras personas.
Tal vez si alguien hubiese puesto interés en la mía, todo hubiese ocurrido de otra forma...


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